A finales de los 80’s la generación X estaba cansada del glam y el pop. Seattle hace rato venía gestando un nuevo movimiento que cambiaría la historia del Rock. Y llegó este chico rebelde, carismático y buen compositor a apoderarse de la escena alternativa. Sedujo a la gente con sus letras que rompían todos los esquemas, que protestaban contra lo establecido y reivindicaban a los incomprendidos. Y se convirtió en la voz y la imagen del grunge. Pero no tuvo la fuerza para enfrentar la falsedad de la industria que manejaba a su amor eterno: la música. Aun así, fue único y auténtico, porque...

“querer ser otra persona es una pérdida de la persona que eres”.